domingo, 5 de mayo de 2013

¡Vivan las caenas! El glorioso retorno de Fernando VII (1814)

Tengo que reconocer que, de todos los papeles que han pasado por mis manos en este último par de años, y que poco a poco quiero ir añadiendo a este Archivo, este es mi favorito. Impreso en 1814, nada más terminar la guerra de la Independencia, es todo un testimonio de las tensiones que sacudirían al país a la vuelta de Fernando VII, el Deseado, el joven rey cautivo en Francia durante la guerra.

Las tropas de Napoleón habían sido expulsadas por los españoles y los ingleses más allá de los Pirineos, y la vuelta a la normalidad en el país iba a chocar con el proceso que había nacido en Cádiz durante el largo asedio francés: la Constitución de 1812. La vuelta de Fernando VII no sólo fue el retorno del rey (que tolkieniano...), sino el retorno del absolutismo que venía a aplastar el tímido intento liberal de modernizar el país. Un amplio grupo de intelectuales liberales fueron acusados de traidores y afrancesados, lo fueran o no, y enviados al exilio. El Rey no estaba dispuesto a compartir el poder con las Cortes, ni a permitir la representación de un pueblo que, por otro lado, no daba muestras de apoyar las nuevas ideas.

En abril de 1814, este panfleto anunció a los cordobeses que Fernando VII ya estaba en suelo español, en un tono paternalista y de exaltación de la figura de un Rey "dulce, humano y tratable para todos, accesible aun para el más infeliz, a quien abraza como a un hijo". El documento no deja lugar a dudas: "Cordobeses", dice, "los decretos eternos debían cumplirse; y la mano poderosa del Omnipotente, que es la árbitra de los imperios y de los reynos, debía fixar nuestra suerte, y la de Fernando, restituyéndolo al seno de su gran familia".

Nacía el siglo XIX español, era la época en la que iniciamos esa gloriosa etapa de la Historia en que nuestra principal ocupación ha sido pegarnos tiros los unos a los otros. Las luchas entre conservadores y liberales dividirían, desangrarían y corromperían el país durante un tiempo cuyo final depende mucho de la interpretación subjetiva de la historia. Riego, el Carlismo, las regencias, la I República, la Restauración, la II República, la guerra civil.

Apenas unos días después de imprimirse este panfleto que he hojeado con devoción y escaneado con la ilusión (y el encargo) de que todos lo disfrutéis, el 4 de mayo de 1814, Fernando VII suprimiría la vigencia de la Constitución de 1812, ilegalizando las Cortes de Cádiz. Llegaban a su fin, sincronizada y contradictoriamente, la guerra, la apertura a la modernidad social y política, y una época histórica simbolizada por las colonias americanas, a punto ya de emanciparse.

Os dejo con la bienvenida de los partidarios cordobeses de Fernando VII al que sería conocido, más tarde, no sólo como el Deseado, sino como el Rey Felón, el Rey Traidor.

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lunes, 3 de septiembre de 2012

Programa de la Feria de mayo de 1936


Una triste ironía, pero el año que nuestra conciencia colectiva más asocia con el horror de la guerra, también tuvo feria. Apenas mes y medio antes del inicio de la Guerra Civil, Córdoba celebraba sus fiestas como cada mes de mayo.

Hay unos cuantos detalles en el diptico que resultan curiosos, debidos a la vigencia de la II República. Por ejemplo, el partido entre el Madrid FC y el Racing Cordobés, predecesor (con una quiebra de por medio) del actual Córdoba Club de Fútbol. El apelativo "Real" no figura en el nombre del Madrid, por haberlo perdido en 1931 tras el cambio de régimen. En todo caso, da un poco igual: el Madrid no vino finalmente a Córdoba y lo que hubo fue un par de partidos contra el Oviedo (2-1 y 0-3, por cierto). La corrida de toros del día 25, además, se celebra con toros de la ganadería del ex-marqués de la Albaida, que perdió su título por el mismo motivo.

Por otro lado, es la primera vez que veo el escudo provincial de Córdoba, el de los castillos y leones que hay en la bandera morada del Palacio de la Merced, con la corona mural que sustituyó a la real en el escudo español en aquellos años (visible aún en el bulevar del Gran Capitán, una vez retirado el escudo del colegio Rey Heredia).

Y un último detalle: el programa va firmado por el alcalde Manuel Sánchez-Badajoz, último alcalde republicano de la ciudad, nombrado el 23 de marzo de ese año. En uno de los actos programados por la mañana del día 24, fue inaugurado el Museo Romero de Torres en el edificio en que hoy se encuentra. Allí Sánchez-Badajoz coincidió con el coronel Ciriaco Cascajo, y según se cuenta charlaron amistosamente compartiendo mesa y vino. Parece ser que hay una foto de "La Voz" en la que se ve la escena, pero no he podido dar con ella. Sólo un par de meses después, el alcalde, que había conseguido huir del asedio al Ayuntamiento por parte del ejército sublevado en Córdoba al mando de Cascajo, se hallaba escondido en las huertas del Marrubial. Posiblemente delatado, fue detenido y fusilado en Córdoba el 8 de agosto de ese año.